Me pregunto si despertarás
con mi nombre en los labios,
si tu pensamiento amanece
con una imagen mía.
Me pregunto si hay en tu cuerpo
algún lunar que se me haya pasado contar,
si hay algún centímetro de tu piel
que no haya podido rozar.
La duda me nubla aun cuando
me dices te quiero,
aun cuando me reservas
el espacio en que te respiro.
Deambulo entre laberintos
de una geografía asmática
herida por el frío de tu ausencia,
y sobreviven mis ganas de tocarte
y encontrarte presa de mi presencia.
No quiero a la noche pariendo deseos
ni quiero lunas inspirando poesías,
sólo quiero el abrazo que me reviva
y la mirada que me excite entre caricias.
Soy invierno que se reinventa entre el aroma
incesante que emana de tu pelo,
como el jardinero que rejuvenece
entre las flores de su jardín.