Yo tampoco sé vivir, estoy improvisando.

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7 de mayo de 2013

Nietzsche - Muerte de Dios/Nihilismo y El Super-Hombre.

20:58 Posted by Revdit , , , , 1 comment

Muerte de Dios y nihilismo

Desde la Ilustración la creencia en la existencia de Dios había entrado en crisis. Sin embargo, y a pesar de que la intelectualidad cada vez considera más que no había Dios, la mayoría de las instituciones que la existencia de Dios había garantizado y legitimado a lo largo de la historia, permanecían inconmovibles, como si ese acontecimiento no les afectara.
Nietzsche anuncia justamente las consecuencias que la muerte de Dios tendrá para el ser humano, consecuencias que todavía no han llegado a conocerse.
Porque si Dios era el garante del orden moral, político y legal, de la verdad, del conocimiento y de la misma naturaleza, del sentido del mundo y de toda existencia, entonces, la muerte de Dios, tendrá que tener repercusiones en todos esos campos. La muerte de Dios no significa que ya no se crea en Dios, es que todo lo se ha sustentado en éste paulatinamente se está desmoronando, aunque los hombres todavía no han tomado conciencia de sus consecuencias.
La frase “Dios ha muerto” acuñada por Nietzsche significa que Dios, como síntesis del fundamento suprasensible de todo lo real ha perdido toda su fuerza obligatoria. Así, al quitarle al mundo suprasensible la pretendida función ordenadora de nuestras existencias, nos hemos quedado sin brújula, sin sentido que darle a esta vida.
Cuando las consecuencias de la muerte de Dios lleguen, y antes de que venga el superhombre, aparecerá el nihilismo.
El nihilismo sigue siendo expresión de la decadencia, pero en este caso es expresión de la decepción que sienten aquellos que aceptaron ese mundo de verdades objetivas, de moral cristiana, y ven ahora como todo esto se derrumba. En esa circunstancia, el nihilista deja de creer en cualquier cosa, dedica su vida a la crítica sistemática de cualquier verdad, a la negación de cualquier valor cognoscitivo y moral, en la idea de que si no existen verdades y morales absolutas, nada tiene ya sentido; y en esto consiste más propiamente el nihilismo, en negar todo sentido preestablecido a la vida.
Sin embargo, eliminados los falsos valores queda abierta otra posibilidad, distinta al nihilismo, la de crear nuevos valores, pero crearlo desde unos instintos que amen la vida

El superhombre

Para hacer esto es para lo que es necesario un superhombre. El superhombre tiene como función recobrar el sentido de la vida, pero sin ponerlo más allá del mundo, en el otro mundo transcendente a éste, sino en este; y por tanto, su misión tiene que ver con santificar la Tierra. Ahora la tierra, lo sensible, ocupará el papel que la decadencia había reservado a Dios.
La manera de conseguir esto es a través de un acto de voluntad, que no es más que expresión de los instintos de vida que constituyen al ser humano. Ese acto de la voluntad consistirá en un acto de valoración, de creación de nuevos valores.
El superhombre es un héroe futuro; un filósofo por venir que comprenderá las grandes verdades de la muerte de Dios, y comprenderá cuál es la esencia de la vida; la voluntad de poder. Y a través de él podrá manifestarse la vida.
Nietzsche no se considera a sí mismo el superhombre, más bien su anunciador. Y en este anunciar trata de preparar al mundo para su venida, y lo hace destruyendo los valores existentes de su cultura, que no son más que fruto de la decadencia.
El superhombre, que dice sí a la vida y a los valores propios de ésta, ha de experimentar una triple metamorfosis de su espíritu según se describe en el primer discurso de Zaratustra:
1. Camello: animal sumiso, simboliza a los que se conforman con obedecer ciegamente.
2. León: el gran nihilista, símbolo de la negación de todos los valores tradicionales.
3. Niño: simboliza el vivir libre de prejuicios, la libertad absoluta.
Los viejos valores racionales y suprasensibles son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo, frente a la igualdad, la seguridad, valores propios de la moral del “rebaño”.


22 de abril de 2013

16 de abril de 2013

El Pensamiento nietzscheriano.

20:13 Posted by Revdit , , No comments


    El pensamiento de Nietzsche surge ante la necesidad de comprender la vida como impulso vital, y al hombre en sentido biológico y geofísico como ser vital. Es pues, un pensamiento que se encuadra en el vitalismo y en la filosofía de la sospecha
(junto con Marx y Freud), ya que pone en duda los valores de su época. En concreto, su pensamiento es considerado un vitalismo irracionalista porque opina que la naturaleza no se rige por principios racionales. Además hay que comprender su filosofía desde lo que es: una filosofía de artista.

    Su pensamiento se compone de dos fases, marcadas por las dos vertientes de su nihilismo: una vertiente negativa, de crítica de la situación en que se encuentra el mundo occidental, y una vertiente positiva, de creación de nuevos valores tras haberse
derrumbado los anteriores.

     La vertiente negativa comienza con la visión de la vida controlada por dos fuerzas estéticas que se contraponen y complementan, presentes en la creación de toda
obra de arte: lo apolíneo (las formas, el orden, lo finito) y lo dionisiaco (el flujo dinámico de la vida, el infinito cósmico). Estas dos fuerzas definen la verdadera naturaleza de la realidad, la tragedia, y dado que ésta sólo es soportable con el arte,
concibe la existencia como único valor estético. Los griegos habían conseguido alcanzar el equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisiaco, pero la llegada de la filosofía con Sócrates
y Platón rompió dicha armonía a favor de Apolo y en contra de Dionisos, fosilizando la realidad y restringiendo la visión humana con el establecimiento del bien en sí y el espíritu puro, que dieron pie a la creación del mundo de las ideas, del cual el de los
sentidos era un mero reflejo. Con ello realiza una crítica a la metafísica tradicional, basada erróneamente en la creencia en la antítesis de los valores, de origen divino. Nietzsche considera, a diferencia de la metafísica tradicional, que el ser no es fijo e
inmutable, ni se encuentra dividido en ser real y aparente, que es completamente antiviral por dar más peso al mundo de las ideas que al de los sentidos. La razón por la que la metafísica tradicional se fundamentó en estas ideas se debe a los prejuicios de los filósofos contra la vida (como el horror a la vejez o la muerte), a la necesidad del hombre de permanecer frente al devenir y al recelo frente al devenir de la vida, que ha
dado lugar a la cosificación del ser y a un decadentismo que hace al ser depender de una razón superior, ya sea Dios, la Razón o la Ciencia. Para Nietzsche, no existe tal separación entre ser real y aparente, que ha originado toda esta problemática, sino que
solo hay un devenir constante de la vida y el ser. Por ello, Nietzsche establece que, en el conocimiento, no hay correspondencia lógica entre sujeto y objeto: la estética hace de
mediación entre ellos, creando el lenguaje a través de la metáfora, lenguaje que pierde
su riqueza metafórica y creativa al hacerse de uso común. Por esta razón, el lenguaje
acaba reducido a un conjunto de estructuras conceptuales iguales que enmascaran la
Verdad, que no es algo universal, sino la suma de las distintas perspectivas individuales.
Puesto que la Realidad no es una sola cosa, sino una pluralidad de elementos, las
ciencias positivas, que sólo pueden cuantificarlas, son incapaces de conocer la vida,
dado que sólo pueden reducir la Realidad a cantidades que no pueden expresar sus
cualidades, y no puede emitir juicios valorativos sobre la vida. Además, la ciencia, con
su fe en la Razón, ha sustituido a la religión y se ha puesto al servicio de los intereses
del poder. Finalmente, Nietzsche descarga su martillo contra la moral platónicocristiana por considerarla un atentado contra la vida, ya que da más importancia al
mundo de las ideas (el Cielo cristiano), que a la vida del hombre en la Tierra. Además, desprecia la vida y las sensaciones, instaurando el concepto de pecado y fomentando
valores niveladores de la moral de esclavos (la compasión, la humildad) invirtiendo los
valores de la antigua Grecia. La moral de señores (el placer, la fuerza), que contiene las
verdaderas virtudes, y a las que es preciso volver. En este sentido, critica a la
democracia, porque considera que nivela por abajo, dando poder al débil y quitándoselo
a los fuertes. Toda esta crítica a Occidente lleva a Nietzsche a decir que “Dios ha
muerto” a manos del hombre, y con él el mundo suprasensible, por lo que los valores
que regían hasta el momento la vida, justificados por la figura de Dios, se derrumban.

    Toda esta crítica pone de relieve la situación decadente de la tradición occidental,
y el espíritu de Occidente, al percibirlo, se vuelve nihilista, es decir, vacía de contenido.
Este nihilismo supone la destrucción de los valores hasta el momento vigentes y un
distanciamiento de la propia tradición, pero también un punto de inflexión hacia una
etapa en el ser y el hombre. Aquí comienza la vertiente positiva del nihilismo de
Nietzsche: una vez eliminados los antiguos valores, se propone la creación de una nueva
moral basada en la vida, a través de la transmutación de todos los valores desde la
perspectiva de la voluntad de poder, y con nuevos valores, gracias al redescubrimiento
de la pluralidad de los sentidos. La vida tiene valor por sí misma y no hay que explicarla
desde fuera ni imponerle normas, sino disfrutarla, y el objetivo de la filosofía ha de ser
fortalecer la alegría hacia la vida. Pero estos valores no pueden ser creados por el
hombre actual: es tarea del superhombre. El hombre es sólo una etapa intermedia entre
la bestia y el superhombre, al que se llega por medio de tres transformaciones
ascendentes del espíritu: primero el camello, que simboliza la sumisión a Dios y a la ley
moral; después el león, que simboliza la lucha humana contra los valores establecidos y
la moral idealista a partir del conocimiento de su autoalienación; finalmente, el niño (el
superhombre), capaz de desembarazarse de prejuicios y crear nuevos valores. El
superhombre es pues aquel que juega con la vida sin importarle el riesgo, ya que ha
asumido la tragedia e intranscendencia de la vida, así como su eterno retorno. Es un ser
para la Tierra que sustituye a Dios en su afán creador. Junto a la idea del superhombre,
aparece la de la Voluntad de Poder, un concepto de dimensiones metafísicas y
epistemológicas: es la voluntad por crear nuevas formas de la tierra, que justifica como
condición necesaria de la afirmación de la vida el error, y desde la cual se debe hacer
toda afirmación de Verdad, ya que admite el error y la pluralidad de perspectivas, a
diferencia del concepto de verdad como una única perspectiva, que iguala y elimina la
variedad de la realidad. El hombre tiene que abordar la pluralidad del mundo y del ser
desde la Voluntad de Poder, y es esto lo que da lugar a las distintas perspectivas con las
que se percibe el mundo, y también ha de tener en cuenta que lo importante de un juicio
no es su veracidad, sino si favorece o no a la vida. Finalmente, aparece el concepto de
más difícil comprensión de Nietzsche: el Eterno Retorno de lo mismo, que significa la
repetición del tiempo, que se hace eternidad. Es tiempo en cuanto a que fluye, y
eternidad en cuanto a que es circular. En él, la vida se despliega sin una linealidad
finalística: es ella en sentido absoluto.