Estas noches solo, en las que todo es mío.
Esta música que sólo estoy escuchando yo;
conciertos de interior.
Esta risa sin cómplice
que rompe el silencio
de nadie.
Este alcohol que escuece sin nombre,
y se ahoga en el humo de un cigarrillo
en labios de un no-fumador.
Kerouac, que esta noche me tiene de amigo;
como un Chad King.
compartiendo mis ojos con relatos de Bukowski,
hasta que mis párpados no quieran más.
Copas de vino vacías que se emocionan en francés;
por leer a Baudelaire en estas noches árticas.
Mi almohada, que cada par de horas
me invita a la última cerveza
–quién sabe con qué propósito,
si ya me ha visto desnudo-
Luces tenues que creen iluminar
a Marilyn posando para Andy Warhol,
mientras mi gato me araña aburrido.
Paredes que recitan
los versos que tienen escritos,
de memoria y de repente.
Y al final, je suis perdu,
en este egoísmo
de universo concentrado,
estos versos sin dedicatoria,
y este escalofrío que sólo te recuerda a ti.